Nicolas Sorin

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El debut de Octafonic sacude las bateas con poder y sofisticación

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El debut de Octafonic sacude las bateas con poder y sofisticación

Octafonic, el octeto liderado por Nicolás Sorín deja el jazz y se mete de lleno a deformar el rock con mucho talento y garra, mientras que los platenses de Mostruo se meten en aguas más relajadas con su nuevo trabajo “Profunda desorganización”.

“Monster”, de Octafonic.

OCTAFONIC-”MONSTER”
El pianista y arreglador Nicolás Sorín, luego de experimentar con el jazz y las bandas de sonido, se mete de lleno en terrenos rockeros, pariendo deformidades junto a un grupo de amigos que se reúnen en los estudios MCL, con los que entrega un disco interesantísimo, poderoso y muy rico en su propuesta.
Octafonic esta compuesto por Sorín en teclados y voz, Juan Manuel Alfaro en saxo alto, Leonardo Paganini en saxo tenor, Francisco Huic en saxo barítono, Sergio Álvarez en guitarra eléctrica, Esteban Sehinkman en teclados, Cirilo Fernández en bajo eléctrico y
Ezequiel Piazza en batería.
La formación se caracteriza por su virtuosismo, a la que le agregaron la suciedad, los pifies y la tracción a sangre que tiene el rock, sumado al aporte de amigos como la Eruca Sativa Lula Bertoldi, Hernán Rupolo de Connor Questa, Mariano Bonadío de Alelí Cheval y su orquesta de Metal, Eduardo Giardina y Juan Armani.
Las cercanía sonoras remiten a Faith No More en su lado menos metalero, a Frank Zappa en todas sus variantes y a discos de Herbie Hancock, con mucha locura, delirio, pero con mucha polenta, sin tibiezas jazzeras.
El disco arranca con la voz procesada de Sorin en “Monster”, una deformidad violenta y pesada, que trae recuerdos de los proyectos paralelos de Mike Patton, la voz de Faith No More y por eso es menester que en su próxima visita los Faith No More, sean teloneados por Octafonic.
En muchas ocasiones los saxos van aportar sonoridades graves que traerán a la memoria a Morphine como en el funky deforme “Plastic”, que está atravesada por momentos de furia guitarrera con buenos riffs dibujados por Alvarez y Rupolo.
El jazz y el rock locales llevaban tiempo si una propuesta tan interesante y a la vez tan potente, tan violenta como Octafonic, que se permite jugar el rock industrial a lo Nine Inch Nails en “Love”. La influencia industrial continua en “Mistifyng”, a caballito de un groove deforme de la notable base que conforman Fernández y Piazza, a los que suman los bronces para convertirlo en un funky psicótico.
“Wheels come rolling” abre más rockero medio tempo con un riff deformado por la guitarra, hasta que en el estribillo se desata una tormenta por segundos con los aportes vocales de Lula Bertoldi y Eduardo Giardina, y el sonido remite a los Faith No More.
“Waving batons” tiene un inicio más electrónico y es un lamento, denso y oscuro que va in crescendo para terminar furiosos a lo NIN, mientras que “Whisky Eyes” va transcurriendo con la batería y las guitarras amenazando todo el tiempo con desatar una tormenta eléctrica.
“Im sorry” se abre a piano, con la voz menos procesada hasta convertirse en un medio tempo, muy bien arreglada, con los bronces buscaron las sonoridades más graves.
“You can take” tiene un inicio guitarrero casi grunge, que transcurre con calma, mientras se suman sintetizadores y bronces bien oscuros. Uno de los momentos de calma, más logrados del disco.
“Full moon” se abre poderosa con la batería sonando a pleno, mientras suenan las guitarras que comienzan a luchar por destacarse, hasta lograr un final duro, mientras que “Over” es densa, agobiante melodía, que trae de nuevo la figura de Trent Reznor, y en la que la banda despliega y se despide con todo su brillo.
Sin dudas Octafonic con su disco debut se transformo en una interesante atracción, ya que siempre deberá prestársele un oído a Sorín y sus socios en la búsqueda de nuevas sonoridades, por tratarse de gente que toma riesgos y rompe la chatura.

MOSTRUO-”PROFUNDA DESORGANIZACIÓN”
Una de las bandas más interesantes surgidas en La Plata publicó su cuarto disco en el que sigue cultivando ese rock que remite a las bandas fundacionales del género en la Argentina, aunque se los nota más calmos, sutiles, apostando a un esquema Beatle con toques psicodélicos.
El grupo integrado por Kubilai Medina y Lucas Finocchi en voces y guitarras, Gabriel Ricci en bajo y Luciano Mutinelli en batería, arrancó esta “Profunda desorganización” decididos a mostrar su madurez con canciones más tranquilas como la que le da título al disco y “La Soledad”, donde se destacan los juegos de voces y los duelos de guitarras, siempre a medio tempo.
“Salva” tiene arreglos de bronces y coros y toma los ropajes de un blues, jazzeado de los 70, con cierto aire gospel, mientras que “La Piel” suena más spinettiana, otra vez con la buena conducción vocal de Finocchi y Medina.
“Ese perro” marca el regreso de rocanrol que caracterizo a la banda en sus trabajos anteriores, con riffs pegadizos, frescos, vitales y buenos arreglos vocales. “Vas a llorar” remite de nuevo al mejor rock argentino de los ’70 con una importante carga dramática desde la letra.
El disco fue editado por los sellos independiente Ultrapop y Cala, pero ya se encuentra cargado en el bandcamp de la banda, para ser escuchado. “Perdí” abre con un juego entre la acústica y la eléctrica coqueteando con un riff, hasta que va tomando caminos spinetteanos.
“Algo” arranca juguetona con un riff que la convierte en un viaje alocado en motito por una ciudad enloquecida y calurosa, arreglada con coritos a los Beach Boys y otra destacada labor de las guitarras.
“Resiliencia” abre acústica y densa, con la voz bien puesta en los ’70, oscura, grave, mientras que “El futuro” tiene la cadencia de un blues, pero suena limpia sin perder un gramo de oscuridad.
El sonido valvular, el olor a madera exuda siempre de los discos de Mostruo como en el caso del cuasi stoner rock “Todo es hoy”, donde la base sustenta el vuelo de las guitarras y sus jugueteos. “Profunda desorganización” finaliza con la épica y hermosa “El costado tierno”, donde las guitarras abren un fuego emocional muy cálido.

BURBUJA Y LOS BASICOS – “HAY MAS QUE ESO”
Primer disco de Adrián Burbuja Pérez, tecladista de Viejas Locas e Intoxicados, que se abre desde su hermosos arte de tapa, fresco, vital, con hermosas melodías pop en donde se mezcla el rock, el country, el folk y hasta elementos orquestales.
El arte de tapa, diseñado por Jimena Díaz Ferreira, es uno de los más atractivos del año, con una caja de bombones en forma de corazón que luego se abren en cuatro hojas de un trébol de la suerte.
En este proyecto Burbuja se reunió con Vladimir Vázquez en batería y coros, Gabriel Romero en guitarras y coros y Fabio Romero en bajo y coros, para plasmar en 11 canciones, todas aquellas ganas e ilusiones que atesoraba.
Como en cualquier pianista rockero argentino, en Burbuja se nota la influencia Beatle, de Charly García y del iniciático Fito Páez como en la interesante apertura que marcan “La Forma” que tiene un interesante arreglo de bronce, la lluviosa “Polvo Cósmico” a pura psicodelia argentina setentista.
“Películas” suena más rockera porque la guitarra va al frente con coros de formaciones más negras a cargo de Valentina Gonella y Maribel Lacco. “Nada más” es una hermosa melodía entre Beatle y el primer Elton John, con un romanticismo épico y notables arreglos de voces.
“Fosforece” recuerda a Seru Giran y a Jade con un bajo bien jazzero conduciendo la canción y constantes cambios de ritmo y la labor de Fabio Romero abre las puertas a un segmento bien setenta, regido por el dúo García-Spinetta, que Burbuja y los Básicos desarrollan con muy buen gusto en “Crece” donde aporta una voz bien R&B Noelia Recalde.
“Por la mitad” retoma el camino del pop-rock con una guitarra al frente y un aporte en las voces de Christian Prebetera y Agustín Rodríguez, pero el camino lleva de nuevo al grupo a los 70 a mitad entre Jade y el viejo Stevie Wonder en “Dormida”, donde se destaca el groove de la base.
“Laberintos” arranca con un piano y remite al García de principios de los 80, en una bonita balada en donde la voz aparece bien acompañada por Maribel Lacco, y ese clima continua en la interesante “Sin su mar”, donde destacan los trabajos de los viejos sintetizadores y de bronces.
Burbuja y sus Básicos plasmaron un muy buen álbum sorpresivo, interesante y arriesgado desde la propuesta y los estilos que recurre, que se cierra con “Nuestro espacio” con arreglo de cuerdas, acústica y un viaje hacia Invisible.

LOS TIROS-”DENSO Y MODERNO”
Primer disco de este grupo de Quilmes que cultiva un electropop bien bailable, bien producido y con ciertas remembranzas del mejor Virus.
La banda esta integrada por Guido Dandrea en guitarra, Eric Pflugbeil en batería, José Luis Tuzzolino en bajo, Ignacio Albini en sintetizadores y Daniel Rocha en guitarra.
El disco abre bien arriba con la pegadiza y bailable “Todos saben”, que lleva a salta enloquecido con un formato de electropop bien británico.
“Autocontrol” juguetea con los sintetizadores desde un comienzo y la banda se monta sobre el él con una melodía veraniega y fresca, mientras que “Amor Criminal” abre con un pianito bien house y luego vira a un forma de dance a lo Ibiza.
“Cuidados intensivos” tiene un ritmo más bajo, mientras que “Groupie” es más pop con las guitarras y las bases sintetizadas al frente y una pegadiza melodía en teclados.
La calma llega con “La Cura” que suena más a medio tempo, más densa y con los teclados saturados, mientras que el pop-rock se abre paso en la media Devo “Futuro”.
Ese clima con las guitarras robándole el protagonismo a los teclados y sintes sigue de buena manera en “Invasión”, y se cierra con la histérica “Ojala te calles” con guitarra funky.

LA CONDENA DE CAIN-”VENDAVAL”
Tercer disco del grupo formado en 2004 por un combinado de chubutenses y porteños que cultiva el genero de rock alternativo con letras de fuerte compromiso social.
El grupo esta integrado por Sawa Mielnik en la voz, Matías Westerkamp en guitarra, Marcelo Di Giovanni en bajo, Daniel Jinkis en la batería y Héctor Cantín en teclados y saxo.
El disco abre veloz y urgente, distorsionado con la urgente “Viejo Topo”, Vendaval” tiene un arranque más grunge, mientras Sawa se mete en un relato existencial.
“Nuevo dolor” tiene todos los ropajes musicales y liricos de un medio tempo grunge, crudo y desgarrador, mientras que “Vuelo” es un funky más sucio con una base medio dance.
“Dios seguridad” arranca con un desgarro y una letra con muchas criticas de Sawa y luego un riff con wah wah lo mete en un denso grunge bien poderoso.
Para este disco, La Condena decidió confiar en Ale Kurz de El Bordo y en el experimentado Ale Vazquez como productores, que acentuaron el perfil guitarrero y combativo de la agrupación pero le dieron un brillo especial a las letras, como en el caso de “libertad”, que suena bien épica.